|
Conoce a Dale Carley
Los reinos más allá de nuestro mundo físico, y los seres que allí existen, han sido una fuente de profunda fascinación y emoción en mí desde que tengo memoria. Cuando era niño, mi hermana menor Denise y yo podíamos sentir que había "amigos espirituales" que nos rodeaban, y descubrimos formas de comunicarnos con ellos. Teníamos "sesiones de juego" con ellos; cada uno colocaba una camisa en un perchero y la traíamos de aquí para allá; en retrospectiva, creo que las usábamos porque necesitábamos algo físico en que enfocarnos. En estas sesiones, teníamos conversaciones activas y aventuras con estos amigos invisibles. Era increíble lo claro de su presencia con nosotros mientras interactuábamos con esas camisas. Podíamos sentirlos y escuchar sus mensajes, así como disfrutar de su humor y diversión. Las presiones sociales nos llevaron a ambos a dejar ir estas relaciones cuando crecimos, pero yo seguía con una profunda curiosidad sobre el mundo en el que vivían mis amigos invisibles. Durante la adolescencia, leí un poco al respecto: poderes psíquicos, proyección astral, la ouija; pero muchos de los libros que leí contenían advertencias serias sobre arriesgarse a entrar solo en ese mundo. Una mañana, cuando tenía catorce años me desperté y encontré un espíritu en mi habitación: muy hermoso, un ser masculino y radiante compuesto en su totalidad de luz, que sólo se me mostraba. No supe qué hacer, o que decir, así que simplemente le permití estar ahí por un rato, y luego desapareció. No escuché nada conscientemente, pero creo que él estaba hablando a una parte más profunda de mí. Desde ese día, he sentido una afinidad siempre presente con el mundo de los espíritus. Tanto mi padre como mi madre habían sido músicos profesionales durante su juventud, y cuando yo era niño, mi padre era piloto de la Fuerza Aérea Norteamericana. Nos cambiamos de ciudad en muchas ocasiones, y cada nuevo lugar tenía sus propios misterios por revelar. A inicios de la década de los sesenta, cuando estaba en la escuela primaria, vivíamos en Libia, en la costa del Mediterráneo. Mi padre practicaba el clarinete cuando estaba en casa, tocando con los discos de "Music Minus One" (grabaciones especiales de bandas tocando arreglos de canciones populares sin la línea melódica), lo cual permitía que él podía tocar la melodía e improvisar solos como si fuera un concierto real. También me enseñó mucho sobre la teoría musical, heredándome un profundo amor por la música, en especial la de Count Basie, cuya banda tenía el más increíble sonido y sensibilidad. "¡Sólo escucha ese ritmo!", me decía con una genuina emoción en la voz, mientras llevaba el tiempo con su pie siguiendo el pulso de "Meet B B" del álbum "Basie One More Time". Desde entonces esa música se convirtió en parte mía. Cuando tenía 10 años, vivíamos cerca de Washington, D.C. y un amigo me mostró su habilidad para tocar su nueva trompeta. Tuve la absoluta certeza de que yo también podía hacerlo, pues ya me consideraba un experto en la música. Me frustró descubrir que no pude producir ni el más mínimo sonido musical de su trompeta; sólo logré obtener el sonido del aire saliendo por el extremo. Naturalmente, ese día le dije a mi padre que quería aprender a tocar la trompeta. Él dijo: "Si eso es lo que quieres; te ayudaré." Y así lo hizo. Conté con su ayuda para encontrar profesores y lugares donde tocar, y me fue posible iniciar una carrera como músico profesional a la edad de trece años. Por ese entonces mi padre decidió ofrecer su considerable talento como educador musical, en su tiempo libre y sin compensación, a la escuela preparatoria local (Bowie High School en Maryland, EE.UU.) como el fundador y director de la orquesta de jazz de la escuela, a la que llamó "The Starliners". Tocar con esa banda, bajo la dirección de Joe Carley me preparó excepcionalmente bien para lo que estaba por venir. Resultó ser que mi padre continuó dirigiendo a los Starliners durante la siguiente década, y las vidas de muchos jóvenes músicos se vieron profundamente impactadas por sus experiencias en esa banda. Durante los siguientes 20 años, tuve la excelente fortuna de tocar con muchas personas maravillosas en el mundo del jazz (Buddy Rich, Clark Terry, Sarah Vaughan, Ella Fitzgerald, Joe Williams, Frank Sinatra y muchos otros), llegando a la cúspide cuando me uní a la banda de Count Basie a la edad de 26 años. Toqué con su banda durante los últimos cinco años de su vida, de gira alrededor del mundo, y realizando muchas grabaciones. Más que nada, me encantaba tocar la música de Basie, pero después de tres años con la banda, tuve la sensación de que no podría continuar por mucho más tiempo. La salud de Basie declinaba, y también yo sabía que no podía mantenerme de gira muchos años más; era una vida fisicamente difícil. Sabía también que había algo más para mí más allá de esta forma de vida, pero cualquier cosa que podía imaginar dentro del mundo de la música me parecía un retroceso. Había hecho todo lo que había soñado, y más, en ese mundo. Desde mi punto de vista en ese momento, no podía ver una buena alternativa. Sin un nuevo sueño para el futuro, empecé a perder contacto con mi impulso y motivación que me habían servido tan bien hasta entonces. Estaba tocando Primera Trompeta con Basie; esta es una de las posiciones clave que define el estilo de la banda, y que requiere gran concentración para hacerlo sin lastimarte. Esto nunca antes había sido problema para mí, pero en 1983, después de una larga pausa debida a la salud de Basie, me lastimé la embocadura (los músculos de los labios que producen el sonido de la trompeta) mientras tocaba con Basie y Joe Williams en el Hotel Fairmont en San Francisco. El resultado fue que ya no podía tocar en los rangos más altos – lo que significaba que, por primera vez en mi carrera, no me era posible tocar la parte de la Primera Trompeta. Le dije a Basie que necesitaba una licencia para recuperarme, pero me dijo que sentía que sería un error que me fuera. Me pidió que me quedara y tocara los solos de jazz que yo había grabado en los últimos tres años. Él estaba cada vez más enfermo, y yo sabía que no podía decirle 'no'. Así que me quedé dos años más, tocando bien, pero muy por debajo de mi nivel anterior de habilidad. Fue un tiempo emocionalmente doloroso. En abril de 1984, Count Basie falleció. Para mí, así como para muchos otros en el mundo, esto marcó el fin de una era musical de increíble belleza. Aunque la banda de Basie continuó tocando tras su muerte, poco tiempo después la dejé, y además dejé de tocar profesionalmente. Comencé a trabajar en el campo del desarrollo de software (de nuevo con mi padre, quien se había convertido en un reconocido pionero de ese campo). Eventualmente me convertí en un especialista en comercio electrónico B2B (negocio a negocio). Fue durante esos últimos dos años con Basie que mi consciencia espiritual comenzó a abrirse. Parte de esto fue leer el hermoso libro de la famosa actriz Shirley MacLaine, "Out on a Limb" (Aventurarse en una rama), que incluye la descripción de un fenómeno llamado "canalización". Cuando leí al respecto, fue como si una corriente eléctrica pasara a través de mi. Dentro de mí se estaban conectando cosas, ligando mis experiencias tempranas con algún futuro desconocido pero irresistible. Desde algún lugar más allá de mí, estaba empezando a recibir el mensaje, "¡Pon mucha atención!" A través de encuentros sincrónicos con varias personas clave, escuché más respecto a la canalización, y comencé a explorar la información que llegaba a través de ciertos canalizadores. En ese momento, yo buscaba sanar mis heridas personales de una forma fundamental y duradera y descubrí que los seres no físicos canalizados hacía los que me sentía atraído tenían una perspectiva consistentemente hermosa y amorosa, mucho más allá de cualquier cosa que hubiera experimentado antes dentro de mí o de otros seres humanos. Esto fue sumamente sanador a un nivel profundo, y posteriormente resultó ser solamente el comienzo. A través de mi buen amigo de la banda de Basie, el baterista Gregg Field, conocí a Shawn Randall, una maravillosa canalizadora con gran habilidad para ayudar a otros a despertar sus propias habilidades de canalización. Poco después de conocernos, ella sugirió que yo contaba con esta habilidad. Me sentía renuente a creerlo, y me resistí durante unos dos años, pero después de varios recordatorios por parte suya, finalmente decidí trabajar con ella en el tema. Fue como abrir una puerta a otro mundo. Tan pronto como yo "extendí la invitación" comenzó a suceder la magia, al principio a través de una relación más profunda con mis guías espirituales personales (parece que todos tenemos al menos dos, uno masculino y uno femenino). Esto se convirtió en una comunicación telepática que era conversacional, y de allí a la canalización de trance profundo. Esta forma de comunicación se volvió una pasión para mí. Me encantaba cómo me sentía después de regresar del estado de trance. Era como haber sido bañado en el amor más increíble, en un momento que era como una eternidad. Mi vida estaba transformándose y mejorando cada día conforme aplicaba las perspectivas que mis guías compartían conmigo. Estaba aprendiendo "desde adentro" como era ser ellos, desde su perspectiva. Me reuní con un grupo de canalizadores cada semana durante tres años, profundizando nuestra capacidad de trance, aprendiendo a dejar ir nuestros problemas personales, para poder ser cada uno el conducto más claro posible para los seres amorosos que se presentaban. Atesoro esa época de mi vida con esos canales maravillosos. Varios de ellos son muy activos hoy en su trabajo de canalización. Finalmente llegó la hora en que sentí que estaba listo para un cambio en mi trabajo de canalización. Descubrí que tenía la habilidad de sentarme con una persona y permitir que su espíritu guía personal viniera a través de mí para hablar con ella. Las personas empezaron a acudir a mí para pedirme sesiones. Era un evento increíblemente íntimo y hermoso cuando se presentaba un guía, finalmente capaz de hablar directamente a la persona con la que había estado por tanto tiempo. Me encantaba poder hacer esto para las personas, y lo mantuve como algo muy privado e informal, haciéndolo solamente cuando me lo solicitaban. En 1994, en un evento canalizado con el maravilloso ser llamado Lazaris (canalizado por Jach Pursel), conocí a Tysa, otra músico que había estado de gira mientras yo tocaba con la banda de Basie. Más adelante ella me honró al convertirse en mi esposa. Una tarde, en 1998, me senté a canalizar para Tysa sobre un importante problema personal al que se enfrentaba. Al entrar en estado de trance, esperaba que uno de sus guías personales se presentara como lo habían hecho tantas veces anteriormente. Al estar entrando en mi estado alterado de consciencia, pude sentir que venía llegando un nuevo guía, y que era un ser muy expansivo y amoroso. Este fue el momento en el que el ser conocido como Baratta se presentó por primera vez. Este fue un gran cambio en mi canalización, y en mi vida. Baratta, que era obviamente un ser no físico muy dinámico y poderoso, dijo a Tysa que estaba allí para ofrecerle ayuda. Tysa me dijo esa noche que habían dos cualidades que destacaban de forma única en su esencia: su humor y su amor. Baratta ayudó a Tysa a moverse muy elegantemente a través de su proceso personal. Le dijo también que él había venido no sólo para trabajar con ella, sino para hablar con otros que quisieran hablar con él. Él habló por primera vez con otros en una reunión de canales y otras personas practicantes de metafísica en la Galería de Cristales de Tobias & Alysha en Playa del Rey, California. Varias de las personas presentes se vieron tan profundamente impactadas por su energía que me solicitaron hacer un taller ahí. Así comenzó una serie de talleres que duraron varios años. Con el tiempo, personas de todo el país empezaron a buscar sesiones privadas con Baratta, tanto presenciales como por teléfono. En el año 2005 Baratta expandió aún más su trabajo para incluir el trabajo corporal terapeútico y la sanación energética, con personas que a veces viajaban miles de kilómetros para vivir la experiencia. En 2009 recibí una invitación para hacer un evento de una semana con Baratta en el centro de México. Durante mi estancia ahí me impactó la belleza de las personas y de la cultura del país. Quienes acudieron al evento para trabajar con Baratta tenían un corazón increíblemente abierto, y parecían formar un vínculo profundo con Baratta de inmediato. En 2010 me pidieron que regresara para un evento de tres semanas, y en ese momento comenzamos a hacer más planes para el futuro. En abril de 2011 llegó otra serie de cambios importantes en mi vida. Quizá lo más significativo fue que Tysa y yo decidimos tomar diferentes caminos, regresando a la vida de soltero. Este fue un cambio profundo para ambos, y pudimos, a través de nuestra profunda amistad espiritual y amor, apoyarnos a sentar las bases para nuevos y emocionantes futuros. Decidí comenzar una nueva aventura en mi vida, mudándome temporalmente al centro de México. Ahora, tres años más tarde, vivo en la ciudad de Querétaro, y planeo permanecer aquí por el momento. Me siento muy afortunado de estar aquí entre estas hermosas personas, los Mexicanos. Durante mi primer año en México estudié tres veces a la semana con una instructora privada de español, con la esperanza de un día poder hacer mi trabajo para los Mexicanos en su lengua materna, para que el trabajo de Baratta pudiera tocarlos en las partes más profundas de su consciencia. A finales del 2013 pude realizar este sueño, comenzando a dar clases de canalización en español, y poco después pude ya hacer todo mi trabajo aquí en México en español. Esto me hace muy feliz. Me causa gran gozo decir que también estoy tocando de nuevo la trompeta de jazz (al retomar la trompeta, descubrí que las viejas heridas habían sanado por completo). Recientemente he tenido el placer de tocar en conciertos y festivales con algunos excelentes músicos de jazz aquí en México, y en los meses venideros grabaré con dos excelentes grupos de jazz. Actualmente realizo mi trabajo de canalización entre 10 y 30 horas a la semana, dependiendo de los eventos programados, y buena parte del resto del tiempo lo ocupo en otros proyectos relacionados con el trabajo de Baratta. Cada vez que entro en trance para alguien, algo único y nuevo sucede, y posteriormente salgo del estado de trance sintiendo que mi vida ha cambiado para siempre. ¡Este ha sido un viaje emocionante y desafiante, y espero con ansia lo que sea que el futuro depare! – Dale Carley, septiembre 2014 |
||
© 2014 Open Gateways, Inc – Todos los derechos reservados. |